Acudir a la presentación de un libro siempre es interesante, pero al acto
que tuve la suerte de acudir ayer no fue interesante, fue un verdadero placer (
aquello
que se espera y se recuerda con placer)
. 20:00 horas de
un viernes cualquiera del mes de Junio en Sevilla, todo un placer pasear por
sus calles céntricas hasta llegar al número 17 de Amor de Dios previa parada
obligatoria por sus tiendas de curiosidades y objetos para la nostalgia.
Volviendo al lugar o mejor dicho a ese nº 17 donde se sitúa la
Librería
(
hogar de paso)
Birlibirloque, una librería pequeña
donde prima más la calidad antes que la cantidad y que tal vez no tenga lo que
vas buscando pero sin lugar a dudas te ofrece a la vista esos tesoros con
páginas que en otras más grandes no encontrarías entre montañas y
montañas de ejemplares.
Pasan algunos minutos de las 20 horas cuando Andrés Neuman con cierto
retraso (
hora exacta de llegada) hace acto de presencia, tranquilo, con
una sonrisa (
acorde mayor) que parece no abandonar nunca. Me quedo mirando,
él no me conoce, pero se percata de ello, me dedica un guiño cómplice y me
ofrece su mano. Hechas las presentaciones se abandona
por el local saludando y haciendo comentarios
allí y aquí pero con absoluto anonimato (
suerte que pasa desapercibida).
Hay bastante gente, podremos ser unas veinte personas, las cuales vamos
tomando asiento y aunque el lugar no es muy grande, me siento bien, el
Birlibirloque te invita a compartirlo, es acogedor.
Juan, el editor (
benefactor que parece un enemigo que parece un amigo) de
Páginas de Espuma hace una pequeña
presentación (se vende bien) pero inmediatamente cede el testigo al verdadero
presentador (
en los actos públicos, individuo encargado de que el conferenciante
hable) a Hipólito G. Muñoz escritor onubense y que
nos demostró que conocía bastante bien a
Andrés Neuman. A partir de esos momentos y durante más de una hora, fue
imposible aburrirse, no prestar atención a las palabras (
transformación de lo nombrado)
ni a los datos que sobre el libro, autor y asuntos varios, nuestro maestro de
ceremonia que con el cariño paso a llamarse Poli nos deleitaba. Creo que tod@s
los que estábamos allí llegó un momento en que estábamos hermanados por la risa
(
calambre
del alma. 2. Técnica de supervivencia. . Energía renovable) y por el
gozo (
placer más boquiabierto) que suponía asistir a una presentación
tan original como esa.
Poli hablaba de lo difícil que suponía para él presentar un diccionario a la
par que comentaba como conoció a Andrés y a través de esa línea fue haciendo hincapié
en palabras que Neuman buscaba en su libro y nos recitaba (palabras escogidas
con gran tino todo hay que admitir).
Llegado cierto momento y para que no decayera la intensidad (
última
vez de cada cosa) del acto y que era improbable, el bueno de Poli paso
unos lápices de colores para que interactuáramos nosotros en la presentación
realizando unas modificaciones a un libro (
soledad plural. 2. Artilugio que cuesta quemar) que fue pasando.
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Juan, Poli, Andrés |
Como todo tiene un final, este no pudo ser mejor, tal y como nos tiene
acostumbrado la librería con cada presentación suya. Tomamos una copita de
vino para poder prolongar un poco más el maravilloso acto.
En breve os traeré la reseña de este diccionario de Andrés Neuma,
Barbarismos
una obra para disfrutar y atesorar en casa como otra joya del lenguaje.